Qué es la radiación infrarroja y qué relación existe entre esta radiación, el CO2 y el efecto invernadero.


La Radiación infrarroja

La generación de la radiación infrarroja es consecuencia de las variaciones de los estados energéticos de los electrones de las capas exteriores de los átomos y a la modificación de la energía de las moléculas. Dado que tanto los átomos como las moléculas se encuentran constantemente (en mayor o menor medida) en vibración, todos los cuerpos emiten radiación infrarroja y sólo un cuerpo que alcanzase el cero absoluto (-273,15 °C) no presentaría este tipo de efecto.


La temperatura del cuerpo determina la intensidad y la frecuencia de la radiación infrarroja que éste emite, siendo éstas tanto mayores cuanto mayor es aquella. Los objetos que alcanzan la incandescencia emiten, además de radiación infrarroja, luz visible.


Una de las características de la radiación infrarroja es que es absorbida con facilidad, dependiendo el grado de absorción de la sustancia considerada y de la frecuencia de la radiación. Asimismo, existen sustancias que son transparentes a la radiación infrarroja, como sucede, por ejemplo, en al caso de la radiación de este tipo emitida por el Sol, la cual atraviesa tanto la atmósfera terrestre como el vidrio, propiedad que da lugar al llamado «efecto invernadero». Dicho efecto se basa en el hecho de que una vez que la radiación infrarroja solar ha atravesado el vidrio (o la atmósfera), es absorbida por el suelo y por la vegetación, que la reemiten con una frecuencia menor, que ya no le permite recorrer el camino de regreso, por lo cual queda atrapada en el invernadero, calentándolo. El efecto es análogo en el caso de la atmósfera y la superficie terrestre.


Asimismo, los rayos infrarrojos pueden detectarse termométricamente, ya que, de hecho, son calor radiante. Dichos rayos impresionan también diversas emulsiones fotográficas especiales que permite el registro de imágenes en la oscuridad, mientras que los detectores del rango de la radiación infrarroja permiten la construcción de visores especiales para visión nocturna. Entre las aplicaciones biomédicas de la radiación infrarroja se encuentran la diatermia o tratamiento térmico y la termografía. Esta última permite obtener una imagen (en colores falsos) que revela los niveles térmicos de un cuerpo y permite la localización de aquellas zonas que presentan unas condiciones térmicas anormales.


Parte del calor que la tierra irradiaría hacia el exterior en forma de rayos infrarrojos es retenida por estos gases de efecto invernadero. Cuando un gas (o cualquier cuerpo) absorbe una radiación, está absorbiendo la energía que ésta radiación transporta y, por lo tanto, aumenta su temperatura. Así, el efecto invernadero consiste en el efecto que producen algunos gases reteniendo parte de la energía que la tierra emite hacia el exterior haciendo que la atmósfera y, por lo tanto la Tierra, aumenten su temperatura.

El efecto invernadero es necesario para que haya vida en la tierra. Si no existiera el efecto invernadero, las temperaturas en la Tierra serían mucho más bajas además de cambiar mucho más de la noche al día.


El CO2 es uno de los gases que tienen las propiedades correspondientes al efecto invernadero. Pero en realidad el CO2 sólo justifica un pequeño porcentaje del efecto invernadero. Este gas a penas supone el 0'04% de la atmósfera (y el hombre sólo es responsable de una parte muy pequeña), mientras que el gas de efecto invernadero más importante es el agua y supone 100 veces más que el CO2 (en torno al 4%). Además hay otros gases de efecto invernadero emitidos por la naturaleza, como el metano (menos presente en la atmósfera, pero 20 veces más "eficaz" que el CO2 para retener radiación infrarroja). No obstante, lo "políticamente correcto" es decir que el CO2 es el principal gas de efecto invernadero y es el causante del cambio climático (aunque es totalmente falso según numerosos científicos)